viernes, 21 de abril de 2017

Luis Ángel cara de ángel

Mi especialista de mano te vio desocupado y te pidió que por favor hicieras conmigo los ejercicios de estiramiento de la mano izquierda. Me puse nerviosa, no lo niego. Desde que te vi por primera vez aquel día de San Valentín, me dije "este pelilargo es una belleza, ojalá me toquen las terapias con él", incluso, recuerdo que puse un status en Facebook hablando de ti. Hashtag hay doctores buenotes fuera de Grey's Anatomy. Ese mismo día descubrí que eras fisiatra, por lo cual no estarías en el área donde yo me atiendo, por lo cual nuestro amor era imposible... Hasta hoy.

Caminaste a donde mí con un gesto muy Flynn Rider, yo intenté hacerme la señorita quién no quiere la cosa y rápido te dije
 —¿Tú me vas a estirar los dedos? Tú tienes cara de malo, y me hiciste un gesto con los labios como queriendo decir que no, que eras completamente inofensivo. Te sentaste frente a mí y preguntaste
—¿Qué están haciendo contigo?
—Mal tratándome, respondí para hacerme la graciosa. Te medio reíste y preguntaste sin apartar tus ojos de mi mano:
—¿Pero además de eso?
—Bueno, ya me aplicaron corriente y ya hice los ejercicios de esta parte. Te dije refiriéndome al metacarpiano.
—¿Qué te pasó ahí?
—Fue un choque, me quedé dormida y ¡plá! Pusiste carita de espanto momentánea. En eso tu celular empezó a sonar y me miraste, yo sonreí.
—Uno emocionado con tanto mensaje y cuando uno va a chequiar el celular resulta que es "mom".
—¿Tú también le tienes puesto al contacto de tu mamá "mom"? Yo pensaba que era la única.
—Bueno no, mami es mami y papi es papi. Quizás si tuviera el celular en inglés, pues...
Y yo no sé cómo de contactos empezamos a hablar de españoles y de España, de los gustos musicales, de los playlist de lo que escuchamos camino a casa y de tonterías... Sé que en un momento comenzaste a trastear mi dedo pequeño que es el más que me molesta por la posición en la que se encuentran los tornillos y te dije
—¡Oye, cuidado con Quasi!
—¿Con quién?
—Mi dedo pequeño, se llama Quasimodo, porque sí, mis dedos tienen nombre. De cariño le digo Quasi, pero tú no puedes decirle así porque le estás haciendo daño y le caes mal.

Tú reíste, pero reíste con esa risa que no pasa desapercibida. Esa risa que no deja que la boca se mantenga horizontal. Me dibujaste una "m" en los labios, como la que se le forma a alguien cuando trata de ocultar algo. Evidentemente trataba de ocultar que desde ese momento me gustaste oficialmente. Luis Ángel cara de ángel, pensé mientras miraba tu pelo negro con el recorte del Príncipe Encantador de Shrek, tu barba bien cuidada, tus labios gruesos y rosados que dejaron que se asomara la sonrisa más enternecedora y pícara. ¡Maldita sea, qué lindo eres!

No hay comentarios:

Publicar un comentario