28 de agosto de 2017
Ahora entiendo por qué no quieres crecer. Tratar de
conservar la niña que llevo dentro en este mundo de gente ajetreada es un caos.
Me veo como me veías… Conservo las ansias locas que te encantaban, aunque los
últimos días te hicieron enojar bastante. Todavía me río de las mismas
tonterías y se me ponen los cachetes rojos al hacerlo. Bebo las mismas
cervezas, los mismos vinos, los mismos tragos, pero no estás tú a mi lado para
decirme cuán cutre o cuán sofisticado es mi gusto.
Sé que soy confusa, Peter. Que trataste con todas tus fuerzas entenderme, pero te costó… Porque, aunque a veces te atraiga el arcoíris tu
esencia se nutre de lo gris. ¿Cómo no ibas a llegar a detestarme? Si me pinto
el pelo de tonadas estridentes, si arranco flores para ponérmelas en el pelo,
si siempre estoy en busca de luz… Mi existencia le saca la lengua al nido de tu
poesía; a los enredos, a tu manera de procesar el dolor. Cuando nos agrietamos,
yo estallo y tú te achicas. Por eso no pudimos encontrar un punto de
convergencia. Ya estamos más definidos, y ahora sé que aunque entre nosotros las treguas
duraban eternidades, nuestras auras siempre estaban tramando guerra.
Pensaba que éramos almas gemelas, Peter Pan. De verdad lo
creía. Daba mi vida por verte feliz, y cuando tomamos caminos diferentes a la
fuerza, la parte de mí que se anidaba en tus versos murió asfixiada. Sé que de
igual manera clavé una daga en tu pecho, dejamos heridas que ninguna sutura
será capaz de recomponer. Te llevo conmigo para siempre y tú a mí, para bien y para mal.
No somos ni fuimos almas gemelas, aunque lo parecía. Somos alas gemelas, que volarán siempre en dirección opuesta.
...Lo bueno es
que el mundo es redondo.
…Lo bueno es que yo nunca dejaré de confiar en esa segunda estrella.