domingo, 3 de septiembre de 2017

Querido Peter Pan:

28 de agosto de 2017

            Ahora entiendo por qué no quieres crecer. Tratar de conservar la niña que llevo dentro en este mundo de gente ajetreada es un caos. Me veo como me veías… Conservo las ansias locas que te encantaban, aunque los últimos días te hicieron enojar bastante. Todavía me río de las mismas tonterías y se me ponen los cachetes rojos al hacerlo. Bebo las mismas cervezas, los mismos vinos, los mismos tragos, pero no estás tú a mi lado para decirme cuán cutre o cuán sofisticado es mi gusto.

            Sé que soy confusa, Peter. Que trataste con todas tus fuerzas entenderme, pero te costó… Porque, aunque a veces te atraiga el arcoíris tu esencia se nutre de lo gris. ¿Cómo no ibas a llegar a detestarme? Si me pinto el pelo de tonadas estridentes, si arranco flores para ponérmelas en el pelo, si siempre estoy en busca de luz… Mi existencia le saca la lengua al nido de tu poesía; a los enredos, a tu manera de procesar el dolor. Cuando nos agrietamos, yo estallo y tú te achicas. Por eso no pudimos encontrar un punto de convergencia. Ya estamos más definidos, y ahora sé que aunque entre nosotros las treguas duraban eternidades, nuestras auras siempre estaban tramando guerra.

            Pensaba que éramos almas gemelas, Peter Pan. De verdad lo creía. Daba mi vida por verte feliz, y cuando tomamos caminos diferentes a la fuerza, la parte de mí que se anidaba en tus versos murió asfixiada. Sé que de igual manera clavé una daga en tu pecho, dejamos heridas que ninguna sutura será capaz de recomponer. Te llevo conmigo para siempre y tú a mí, para bien y para mal.

            No somos ni fuimos almas gemelas, aunque lo parecía. Somos alas gemelas, que volarán siempre en dirección opuesta. 

...Lo bueno es que el mundo es redondo.
…Lo bueno es que yo nunca dejaré de confiar en esa segunda estrella.

lunes, 7 de agosto de 2017

A mi ex-wonderwall

En silencio te dediqué canciones, lloré cascadas y me auto-flagelaba con tu recuerdo. Al fin entendí que la vida no es "The perks of being a wallflower" y nadie tiene la obligación de proteger como La Bestia protege a su rosa. Yo lo hice. Te amé cuando no sabía cómo.

Siento habértelos entregado, siento haberte hecho creer que ellos eran lo mejor. Estaba equivocada. Ellos quieren que su familia sea el mundo y yo quiero que el mundo sea mi familia. Por eso me fui... y no regresaré.

Ahora veo todo con los ojos de Neruda, como cuando tenía 19, como cuando mis amigos me llamaban «Muffin» en lugar de «Lavandero». Todo ha vuelto a ser como antes... Yo, la de entonces, siempre he sido la misma. De colores. (nunca sabré hacer las pases con el negro ni los grises). Me cansé de tenerlos sobre mis hombros. Me cansé de construir alas. Me cansé de que casi todo fuera unilateral.

Desde lo más profundo que pueda existir te deseo la mejor de las vidas. Te veré en canciones y de vez en cuando, en alguna memoria archivada.
Firma,
Arabella 

jueves, 13 de julio de 2017

Hipomanía y sus patrones en mí

La hipomanía es un estado afectivo (de afecto y de afectar), que pone a la persona que lo padece en un estado de ánimo persistentemente expansivo, hiperactivo que puede resultar irritable porque los que no lo entienden pueden percibirlo como “too much”. No hay necesidad de dormir y descansar, porque simplemente tenemos una cantidad de energía que nos hace sentir invencibles. En mi caso esto forma parte del transtorno bipolar tipo dos que me diagnosticaron en febrero del 2015.



Nuestro estado de ánimo raya lo estridente y lo descontrolado, pero es por la cantidad de cosas que vamos percibiendo a la vez. La gente nos mira como si estuvieramos locos, porque lo veo, lo percibo. He visto esa mirada en los rostros de la gente, imagino que piensan “qué niña tan loca”. Unos lo ven como un chiste, piensan que para mí todo es una broma, y no es así. Simplemente no puedo reaccionar de otra manera. Mi mente no puede ni quiere procesar los problemas, porque mientras tú estás pensando en el problema ya yo sé cómo resolverlo y voy a por ello.

Siempre me he sentido atraída por el arte, los colores y la magia. Soy el vivo ejemplo de la nenita que se cree el cuento de Disney. Estudié teatro seis años en una escuela especializada. Entré a la universidad por Literatura Comparada pero después descubrí que mi verdadera pasión no es estudiar lo que ya esta escrito, yo quería y quiero escribir. No me considero una persona ultra inteligente. Me encanta aprender por mi cuenta temas de mi interés y estudiar bajo el régimen de un profesor realmente me altera porque la mayoría de las veces siento que no me entienden.

A veces hago cosas para protegerme de mis incendios mentales devastadores. Ya estuve ahí, he visto lo que mi ira puede lograr y lo detesto a muerte. Yo aprendo, aprendo rápido y no por cabeza agena, aprendo por todas las cabezas, porque tú me cuentas tu historia y yo siempre decido creerte. Si me mientes y lo descubro, no te ataco, me detengo a tratar de entender por qué… Y si descubro que lo hiciste con la intención de herir, me molesto, me molesto muchísimo y voy por ti, porque no tolero las injusticias. Soy así. Actúo por impulsos. Soy perfeccionista desde mi visión. Cuando hago las cosas mal me molesto conmigo y rápido voy a pedir perdón, es mi modus operandum; pero la gente cree que estoy loca… y es una verdadera mierda romper y reparar, romper y reparar, romper y reparar sabiendo que es involuntario. Por eso prefiero huir de la gente que no me entiende… y de los que me entienden demasiado, porque me asustan un poco.

Espero que esto ayude a alguien a ver las cosas desde mi punto de vista hermosamente caótico. Si descubro algo más, no dudaré en escribirlo. Será hasta la próxima.

Un abrazo apretaito.


lunes, 8 de mayo de 2017

La muerte de mi pantalón azul

Ayer, 7 de mayo de 2017, mi pantalón corto azul decidió romperse. Su complexión era sencilla y perfecta para su uso, 55% lino, 45% viscosa tenía un elástico cómodo en la parte superior, sus bolsillos útiles en la parte de adelante rellenados de tela blanca y atrás los bolsillitos meramente estéticos con un botón en medio. Me quedaba perfecto. Sueltecito de manera justa, su largo era más arriba de la rodilla, pero no tan arriba como las otras muchachas lo usan. Fue comprado con el fin de acompañar a mis trajes de baño y todos sabemos que cuando uno se engancha el traje de baño es que se avecina una aventura. Él trepó conmigo las cascadas de Naguabo y Adjuntas en múltiples ocasiones. Fue a las playas del área metropolitana innumerables veces. Incluso me acompañó a un recorrido en lancha por el Caño Martín Peña que hice con unos compañeros de la universidad. También me acompañaba en los días de pereza en casa, porque él era lo más cómodo del mundo. Lo usaba para todo. Mi pantaloncito ya estaba dando indicio de que quería romperse, tenía un huequito diminuto en la parte de atrás del muslo izquierdo que a penas se veía. Yo, como toda persona que evade la muerte de lo que quiere, ignoré eso y seguí usándolo como si nada.

Ayer fui con mi amigo Rey a Mar Chiquita, una playa en Manatí rodeada de rocas que sirven de rompeolas. La playa tiene forma de abanico de mano y yo quise nadar hasta el clavillo, que es por donde se cuelan las ondas formadas por el viento en la superficie del agua salada. Sospecho que en esa nadada mi pantalón llegó a su fin. Hablaba pendejases con Rey ya en la orilla y manoseándome bajo el agua sentí una hendidura que cubría mi nalga izquierda de norte a sur. Me reí en ese momento, pero por dentro quería llorar. De momento me imaginé en una tienda midiéndome pantalones cortos sin tener éxito. Encontrarle un suplente a un pantalón aventurero no es cosa fácil. No podía creer que se había rajado sin que me diera cuenta. Al menos el consentido de mi armario murió en una buena andanza y lo más importante, en medio del momento cumbre del baño de sal. Lo único que espero es que las valquirias de la tela ya lo hayan reclamado y que ahora se encuentre en el Valhalla de los pantalones.

Descansa en paz, mi querido.

viernes, 21 de abril de 2017

Luis Ángel cara de ángel

Mi especialista de mano te vio desocupado y te pidió que por favor hicieras conmigo los ejercicios de estiramiento de la mano izquierda. Me puse nerviosa, no lo niego. Desde que te vi por primera vez aquel día de San Valentín, me dije "este pelilargo es una belleza, ojalá me toquen las terapias con él", incluso, recuerdo que puse un status en Facebook hablando de ti. Hashtag hay doctores buenotes fuera de Grey's Anatomy. Ese mismo día descubrí que eras fisiatra, por lo cual no estarías en el área donde yo me atiendo, por lo cual nuestro amor era imposible... Hasta hoy.

Caminaste a donde mí con un gesto muy Flynn Rider, yo intenté hacerme la señorita quién no quiere la cosa y rápido te dije
 —¿Tú me vas a estirar los dedos? Tú tienes cara de malo, y me hiciste un gesto con los labios como queriendo decir que no, que eras completamente inofensivo. Te sentaste frente a mí y preguntaste
—¿Qué están haciendo contigo?
—Mal tratándome, respondí para hacerme la graciosa. Te medio reíste y preguntaste sin apartar tus ojos de mi mano:
—¿Pero además de eso?
—Bueno, ya me aplicaron corriente y ya hice los ejercicios de esta parte. Te dije refiriéndome al metacarpiano.
—¿Qué te pasó ahí?
—Fue un choque, me quedé dormida y ¡plá! Pusiste carita de espanto momentánea. En eso tu celular empezó a sonar y me miraste, yo sonreí.
—Uno emocionado con tanto mensaje y cuando uno va a chequiar el celular resulta que es "mom".
—¿Tú también le tienes puesto al contacto de tu mamá "mom"? Yo pensaba que era la única.
—Bueno no, mami es mami y papi es papi. Quizás si tuviera el celular en inglés, pues...
Y yo no sé cómo de contactos empezamos a hablar de españoles y de España, de los gustos musicales, de los playlist de lo que escuchamos camino a casa y de tonterías... Sé que en un momento comenzaste a trastear mi dedo pequeño que es el más que me molesta por la posición en la que se encuentran los tornillos y te dije
—¡Oye, cuidado con Quasi!
—¿Con quién?
—Mi dedo pequeño, se llama Quasimodo, porque sí, mis dedos tienen nombre. De cariño le digo Quasi, pero tú no puedes decirle así porque le estás haciendo daño y le caes mal.

Tú reíste, pero reíste con esa risa que no pasa desapercibida. Esa risa que no deja que la boca se mantenga horizontal. Me dibujaste una "m" en los labios, como la que se le forma a alguien cuando trata de ocultar algo. Evidentemente trataba de ocultar que desde ese momento me gustaste oficialmente. Luis Ángel cara de ángel, pensé mientras miraba tu pelo negro con el recorte del Príncipe Encantador de Shrek, tu barba bien cuidada, tus labios gruesos y rosados que dejaron que se asomara la sonrisa más enternecedora y pícara. ¡Maldita sea, qué lindo eres!

viernes, 10 de marzo de 2017

listado de presentación

Señorita impulsiva.
Señorita ojos color amor distante.
Señorita hada madrina.
Señorita pez, pezhada.
Señorita de agua dulce.
Señorita desastre.
Señorita fantasía.
Señorita contenta.
Señorita exagerada.
Señorita en búsqueda de comodidad espiritualidad.
Señorita pasiones.
Señorita pluma y pincel.
Señorita artística.
Señorita cuentera.
Señorita performance en la bañera.
Señorita insomnio.
Señorita amores imposibles.
Señorita cristales abajo.
Señorita súbeme el volumen.
Señorita ron de caña.
Señorita sácame a bailar.
Señorita de baladitas cursis pero no empalagosas.
Señorita flores amarillas.
Señorita café.
Señorita limonada.
Señorita de campo pero más señorita urbana.
Señorita repelente.
Señorita ahumada.
Señorita improvisación.
Señorita genio de la lámpara.
Señorita atrapada.
Señorita herida.
Señorita de las nubes.
Señorita risa relámpago.
Señorita collage.
Señorita témpera(mento).
Señorita elocuencia.
Señorita estrella fugaz.
Señorita fuego artificial real.
Señorita virtual.
Señorita en busca de poesía.
Señorita ventana.
Señorita aeropuerto.
Señorita impuntual.
Señorita sensación.
Señorita quiero ser escritora pero no leo lo suficiente.
Señorita insatisfacción crónica.
Señorita diagnóstico.
Señorita frascos de cristal.
Señorita fragancias frutales.
Señorita no me beses el cuello.
Señorita tengo sombreros que no me pongo.
Señorita de costas.
Señorita de rincones.
Señorita lágrima.
Señorita desorden.
Señorita me cambio el nombre.
Señorita hierbas frescas.
Señorita postre.
Señorita lluvia.
Señorita escarcha.
Señorita paja mental.
Señorita de botas.
Señorita cuarzo rosa.
Señorita luz tenue.
Señorita pelo revuelto.
Señorita sangre ardiente.

viernes, 3 de marzo de 2017

El accidente

[Diari• virtual]

     El 29 de enero del 2017 tuve un suceso bastante desafortunado. Quedé con unas amigas para tomarnos alguito y hablar, porque hacía tiempo que no nos veíamos, después me fui con mi mejor amigo a San Juan, entramos nuestro bar de siempre, La taberna Lúpulo, hablamos con nuestra bartender favorita y todo marchó bien hasta que me tocó regresar a casa en la madrugada... Al parecer me quedé dormida mientras guiaba, le di a una valla de metal en el expreso de Buchannan, luego mi carro continuó en diagonal, mientras mi pie al acelerador pegado hizo que estampara mi tren delantero en una valla de cemento. Esto lo sé, porque afortunadamente una mujer policía iba camino a su turno y fue ella quién divisó y se hizo cargo de mi caso.Yo no recuerdo nada del impacto, no recuerdo ni si quiera qué pasó mucho antes de que me subiera al carro. Tengo tres recuerdos; uno; abrí los ojos, ya me había estrellado, las bolsas de aire de mi carro se habían explotado, hacía calor, mi entorno se veía anaranjado, intenté poner en drive la palanca y pisar el acelerador pero evidentemente no iba a generar ningún movimiento. Dos: la oficial me hacía preguntas y entre el llanto intentaba responder. Tres: lloraba sin parar en la grúa mientras me llevaban a casa y finalmente me lancé en los brazos de mi papá y le pedía perdón repetidas veces porque había jodido el carro, a lo que me respondía "el carro es lata, a mí lo que me importa eres tú", y yo no podía parar de llorar. Después de eso, mis papás se encargaron de llevarme al hospital para hacer las revisiones necesarias, pero todos mis recuerdos antes de estar sentada en la sala de espera son muy fragmentados. Mi mente se encargó de borrar todo recuerdo detallado y le agradezco encarecidamente, porque así me ahorro el trauma. 

     Para hacer el cuento largo-corto, mi carro quedó destrozado, me fracturé cuatro dedos de la mano izquierda, me pusieron un estabilizador porque tenía los dedos morados y del grosor de unas salchichas y debían permanecer inmóviles. El doctor del hospital me dijo que la mano tenía que desinflamarse para poder ser operada y también me dijo que de no haber estado usando el cinturón de seguridad me hubiese matado. Él era niuyorican y me decía "you lucky, lucky girl". El martes de la semana entrante tuve cita con el Dr. Ian Marrero, el especialista de manos, y el jueves de esa misma semana me operaron de emergencia. Tengo una placa y doce tornillos que ahora residen de manera permanente en el interior de mi mano. Tenía un moretón en el muslo que parecía una galaxia, pero el árnica hizo su magia y lo borró bastante rápido, lo otro que me lastimé fue el tobillo, al cual no le prestaron mucha atención, porque no estaba fracturado, pero todavía hoy sigo cojeando y yo con la experiencia médica que me otorgaron 12 temporadas de Grey's Anatomy insisto en que tengo algo ahí, pero no me he ido a revisar porque pedir boletas en ACAA me da una flojera máxima; pero me prometo resolver eso cuanto antes.

     Ante lo ocurrido, no tengo la típica actitud del ¿por qué a mí? y tampoco ando triste ni quejándome de los dolores. Si algo me molesta me busco un remedio, estiramientos para la mano, sal de higuera y agua tibia para el tobillo, pastillitas de árnica para la des-inflamación... Tengo más que asumido que los accidentes llegan, alteran el orden natural de las cosas y se van.  Ante lo ocurrido, lamentarse es un gasto de tiempo y de energía. Mi mantra constante es: ¿qué tengo que hacer para estar como antes? y lo que me digan es lo que hago. Esta semana comienzo mis terapias para recuperar poco a poco la movilidad y eventualmente tener una mano biónica completamente funcional.